Presentación de Víctor Mateo en sus aspiraciones a ser diputado por Barahona


Se estrena con un discurso conciliador, con un llamado al trabajo mancomunado como garantía de éxito electoral.

Presentación de Víctor Mateo en sus aspiraciones a ser diputado por Barahona

Ramón Alberto López Ynoa – sureXpreso.com
Para esta fecha en 2019 el Partido de la Liberación Dominicana en la provincia de Barahona tenía 11 precandidatos a diputados para seleccionar los tres que les presentaría a la población votante en el certamen electoral de 2020.




A pesar de la cercanía del inicio de la precampaña de este año, hoy no se ve ese activismo ni esa motivación de antes en el partido de la estrella amarilla, y es por eso que hay que saludar con beneplácito el anuncio del profesional del derecho, Víctor Eddy Mateo Vásquez, simplemente Víctor Mateo, de presentar sus aspiraciones a ser diputado por la provincia de Barahona, pues, entre otras cosas, con ello se dinamizará esta organización.




Víctor Mateo nació en Barahona y se crió en un hogar peledeísta en donde se definieron durante décadas las estrategias políticas que les dieron las victorias al PLD en Barahona y en donde, con escasos cuatro años de edad, se le veía revuelto entre banderas, banderines, pancartas y gorras del PLD, en medio de militantes y gente del pueblo que frecuentaban la casa de quien fuera alcalde del municipio de Barahona, diputado de la República, miembro del PARLACEN y luego, senador de la República por la provincia de Barahona.




Lleva su primer nombre como gratitud de su madre hacia el médico, también barahonero, que lo trajo al mundo, el doctor Víctor Manuel Terrero, Vitico.




Se preparó política y profesionalmente para este momento y supo esperar paciente su tiempo, y mientras este momento llegaba ejercía su profesión en los tribunales de la República, se entrenaba en la administración pública en distintas funciones ejecutivas de altos niveles y se desempeñaba como asesor legal al tiempo que se codeaba con el pueblo llano dejando evidente su vocación de servicio social.




La sociedad de hoy se ancla en la cultura de lo efímero, en la que el individuo cambia sus aspiraciones a cada momento, en la que “na' e' na'”, y el compromiso y la lealtad son conceptos que se perdieron cuando los partidos se orientaron sólo en la búsqueda del poder per sé dejando a un lado la sustentación ideológica y coincidiendo con nuevas generaciones que se fundan sobre los likes, biuts, vapers, reggaeton y en la despersonalización de las redes sociales y los algoritmos en las nubes.




A este escenario es al que llega Víctor Mateo con su slogan “Barahona merece lo mejor”, y desde ya se percibe que procura desarrollar una campaña con un concepto distinto y con iniciativas políticas propias, pero quiéralo o no, tendrá que abanicar sus estrategias entre esa militancia fundacional de los partidos tradicionales, remanente de los viejos tiempos, y las nuevas generaciones de votantes nacidos en las llamadas generaciones Y y Z para quienes un partido le es igual al otro y la simbología de uno y de otro no le significan diferencias.




Víctor Mateo se estrena con un discurso conciliador, con un llamado al trabajo mancomunado como garantía de éxito electoral, generando reacciones positivas en la dirigencia peledeísta de la provincia, y creando expectativas en el pueblo en general, que han visto en él a un rayo de esperanza a una esperanza frustrada por las insatisfacciones de un pueblo que, elecciones tras elecciones, ha depositado su confianza en candidatos tradicionales que no les han sabido cumplir las promesas ofertadas en campaña.




De la estirpe de un político de la talla de su padre, preparado para afrontar con éxitos los desafíos de una campaña electoral, está llamado a recuperar el espacio congresual que el peledeísmo barahonero siempre tuvo y, siendo joven, sabrá sintonizar con la masa virgen de electores al tiempo que también sabrá aprovechar la experiencia de quienes se sienten comprometidos a apoyarlo en sus aspiraciones para atraerse el favor de esa población que poco a poco va dejando espacio a las nuevas generaciones.

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