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Según contó la menor a CNN, para poder sobrevivir al tiroteo tuvo que untarse sangre de un compañero de clases para parecer muerta
AFP
Redacción Digital
Texas, Estados Unidos. Miah Cerrillo, de 11 años, es una de las sobrevivientes de la masacre perpetrada en la escuela primaria Robb en Uvalde, Texas, el pasado martes 24 de mayo en la que murieron unos 18 niños y dos profesores.
De acuerdo a la cadena de televisión CNN, por temor a que el atacante regresara por ella, la niña se untó sangre de uno de sus compañeros heridos por el tiroteo y “se hizo la muerta”.
Al recordar la horrible experiencia que sufrió ese día dentro del salón de clases donde ocurrió el atentado, Miah sostuvo que tanto ella como sus compañeros estaban viendo la película “Lilo y Stitch” cuando sus maestras se enteraron de que había un atacante armado dentro del plantel escolar.
De inmediato, una de las profesoras fue a cerrar la puerta con llave pero la niña dijo que el atacante ya estaba allí y disparó por la ventana de la puerta.
Según relató la víctima a CNN, la tragedia sucedió muy rápido cuando el atacante irrumpió en el salón, miró a uno de sus maestros a los ojos, dijo "buenas noches" y luego le disparó.
La niña continuó narrando lo que vivió y expresó que luego del primer disparo, le siguieron muchos otros que hirieron mortalmente a la otra maestra y a muchos de los amigos de Miah.
Miah contó que las balas volaron junto a ella y los fragmentos la golpearon en los hombros y cabeza. Después de disparar indiscriminadamente, la niña vio que el sospechoso caminó hacia otro salón y desde donde se encontraba escuchó gritos y más detonaciones.
Una de las cosas que recuerda la niña del terrorífico día es que luego de cesar los tiros, el atacante comenzó a tocar música triste que describió como el tipo de música en el que “quieres que la gente muera”.
La niña y un amigo lograron tomar el teléfono de su maestra muerta y llamar al 911 para pedir ayuda. "Por favor, envíe ayuda porque estamos en problemas", citó Miah las palabras que le dijo al operador.
La niña aseguró a CNN que tenía miedo de que el atacante regresara por ella y por los otros infantes que sobrevivieron y ese miedo la llevó a sus manos en la sangre de un compañero de clase, que yacía a su lado, ya fallecido, y a untársela para hacerse la muerta.
Entre lágrimas, Miah relató que estuvo allí, con la sangre de su compañero sobre ella, por aproximadamente tres horas hasta que sintió llegar a la policía.
La madre de Miah reveló al medio internacional que su hija está traumatizada.
La víctima estaba demasiado asustada para hablar frente a una cámara, pero expresó que quería compartir su historia para “con suerte, poder evitar que una tragedia como esta le suceda a otros niños”.